IBV estudia la carga mental de los trabajadores para optimizar productos, entornos y tareas
Cada vez más, la interacción con productos, y entornos, con una elevada carga tecnológica o complejidad hace esencial la optimización de aspectos como la carga cognitiva a la que se enfrenta la persona usuaria y el estado emocional que experimenta en dicha interacción.
Este es el contexto del proyecto CarMen, impulsado por el Instituto de Biomecánica (IBV) y financiado por el Instituto Valenciano de Competitividad Empresarial (IVACE), cuyo objetivo es aplicar el análisis del estado mental de las personas a la optimización de diferentes productos, entornos y tareas.
Concretamente, el objetivo general del proyecto es el desarrollo de metodologías y sistemas de caracterización de la interacción de personas adaptadas a las particularidades de diferentes tareas, productos y entornos, y su efecto sobre la carga mental de las mismas.
Para lograr este propósito, el Instituto de Biomecánica se ha apoyado en investigaciones previas realizadas en el campo de las metodologías ágiles de caracterización de productos y entornos de diversa índole, de monitorización de señales fisiológicas y de interpretación de dichas señales para la determinación del estado mental de las personas usuarias enfocado a diferentes ámbitos. “Durante 2023 se trabajará en el entorno laboral, con la finalidad de mejorar las condiciones de las personas trabajadoras y la productividad de las empresas, y se avanzará en la identificación de líneas de trabajo y campos de aplicación adicionales como el rendimiento laboral y deportivo y la interacción con productos tecnológicos complejos”, según explica Mercedes Sanchis, Directora de Bienestar y Salud Laboral en IBV.
Para lograr el objetivo general de CarMen, el IBV va a trabajar en dos objetivos específicos. Por un lado, definir un Mapa de Técnicas de Factores Humanos para la caracterización de la interacción de productos y entornos con las personas usuarias; técnicas que permitan evaluar esta interacción en función del entorno de uso y de su complejidad o criticidad. Este Mapa permitirá por tanto disponer de las herramientas necesarias para la caracterización de diferentes productos y entornos, de la interacción del usuario con ellos, además de aportar la información sobre el estado de éste para poder analizar su respuesta mental ante dicha interacción.
Y, por otro lado, desarrollar un Modelo que permita analizar aspectos del Estado Mental de las personas, como la Carga Cognitiva o el Estado Emocional. Este Modelo permitirá objetivar su percepción subjetiva respecto a su interacción con el producto, el entorno o la tarea a desarrollar, y obtener información clave para su diseño y desarrollo. Además, este modelo también permitirá conocer el estado real de la persona usuaria y no solamente una caracterización estática de demandas de la tarea y capacidades de la misma.
Así, “la combinación del Mapa y el Modelo permitirá obtener información sobre la tarea, el producto o el entorno que, recogida en momentos clave del desarrollo de productos o del diseño de puestos de trabajo, a través de las metodologías de evaluación y tecnologías de monitorización adecuadas, supone una diferencia sustancial en las condiciones y productividad de las personas trabajadoras”, destaca Sanchis.
Se trata pues de investigaciones que pueden implicar una importante transferencia de conocimiento e influencia en puestos de trabajo de sectores en los que se trabaja principalmente con la gestión de información entre los que destaca el sector de las Infraestructuras Inteligentes. Este ámbito se centra en la gestión de recursos, ya sea movilidad, energía, redes de información, seguridad o comunicaciones, en los que es crucial garantizar la atención de las personas trabajadoras para reducir la posibilidad de errores.
En este sentido, los diferentes trabajos de gestión se enfrentan a dos situaciones críticas relacionadas con el estado mental en función del tipo de información que se maneja y de la probabilidad de que haya eventos que requieran de la acción de la persona trabajadora. Así, en función de las características del puesto, estas personas se pueden enfrentar a situaciones de monotonía que pueden derivar en pérdida de atención y desembocar en errores humanos por no detectar problemas a tiempo, y también situaciones de elevado estrés que lleven a errores por saturación. Una de las grandes demandas es adaptar la carga al estado de la persona trabajadora, evitando situaciones de estrés o pérdidas de atención.
Incidencia en la experiencia de uso y otras aplicaciones
Los resultados esperados de CarMen son, por tanto, de gran interés para diferentes sectores. En el caso del diseño y desarrollo de productos, aquellos productos con una elevada carga tecnológica (apps complejas, robótica, smarthomes, wearables, etc.), los resultados ayudarán a las empresas a la optimización de sus productos desde el punto de vista mental (carga cognitiva soportada por las personas usuarias y estado emocional que experimentan los usuarios en dicha interacción), logrando aportar un valor añadido a través de la mejora de la experiencia de uso percibida.
Además, el empleo de metodologías de Factores Humanos ágiles, que incluyen la realización de pruebas rápidas en prototipos durante el diseño y desarrollo facilitan la detección y corrección de errores de diseño desde fases muy tempranas del proceso. En estas fases los costes en términos económicos y de tiempo de desarrollo son mucho menores, mientras las alternativas de diseño disponibles son más amplias, con el consiguiente beneficio en costes para la empresa.
Por otro lado, el proyecto busca poder aplicar los resultados previstos a muy diversos sectores en los que también la atención de las personas usuarias es crucial en términos de eficiencia en el desempeño y de seguridad, como puede ser el sector sanitario, de transporte, logística, entre otros muchos. Así, diferentes empresas colaboran en el proyecto, entre las que cabe mencionar AEOL SERVICE, Airpull Aviation, ETRA I+D o Grupo Dominguis Energy Services (GDES).
Por último, CarMen es un proyecto financiado por el programa 2023 de ayudas del Instituto Valenciano de Competitividad Empresarial – IVACE (Generalitat Valenciana) dirigidas a centros tecnológicos de la Comunitat Valenciana para el desarrollo de proyectos de I+D de carácter no económico realizados en colaboración con empresas, financiado por la Unión Europea (IMDEEA/2023/66).